viernes, 6 de junio de 2008

EL MENSAJE





Nunca sueño, al menos siempre me despierto sin recordar si tuve o no alguno, y las pocas veces que mi subconsciente a logrado tener una aventura en mi mente lo recuerdo muy vagamente, pero la mayoría de veces no recuerdo nada al despertar.
Me parece extraño, pero hoy he despertado a las 4 de la mañana y por causa de un sueño.
En el sueño me encontraba en la bombonera del Estadio Nacional. Allí en medio del salón de entrenamiento y en medio de los sacos de golpear, lo recuerdo muy bien, muchachos que desconozco de todas las edades estaban entrenando y yo parado en medio de ellos. Pude sentir el aire caliente del lugar, el olor a sudor de los pugilistas, el grito de los entrenadores, buscando incentivar a sus pupilos a esforzarse. De pronto una figura familiar aparece en la entrada, la luz que entra por la puerta dibuja una silueta que se dirige a mi. Estoy paralizado no lo puedo creer.
- ¡profe!- digo muy sorprendido.
Es mi amigo y entrenador de boxeo. Ángel Bernaola, el Chico de la victoria.
- No puede ser- repito para mí.
Él se acerca a mí, lo veo mejor que la última vez que le vi, de esto hace 8 años atrás.
Me abre sus brazos y me invita a saludarlo. Me arrojo a sus brazos en una alegría única. Se le ve alegre, con su sonrisa de siempre, su cabello negro, sus grandes cejas pobladas, viste un traje de buzo azul de rayas rojas y blancas que usaba cuando me entrenaba.

Pero mi asombro es mas fuerte, y él lo sabé.
- ¿Te ves sorprendido? –me interroga, esbozando una sonrisa en sus labios
- Sí. Es que creí que estabas muerto. – le respondí nerviosamente.
Me parecía increíble volverle a ver, estrechar su mano y echarme en su regazo.
- Si, así es John, sólo he venido a saludarte, ya me tengo que ir –me lo dijo sin cambiar la alegría que dibujaba la expresión de su rostro y me extiende la mano para despedirse.

Estoy confundido, estrechó su mano y tira de ella hacia adelante produciendo que mi codo derecho desproteja mis costillas y hábilmente me conecta un gancho de izquierda muy suave, tal como siempre lo hacia cuando nos despedíamos después de los entrenamientos. Era como un juego entre nosotros. Una tomada de pelo que él aplicaba a sus pupilos y amigos. Luego sonrió.
Ahora, no me queda la menor duda, es él. Luego se da la vuelta y se va.
Reacciono rápidamente y le digo. –No te puedes ir. Recién llegas, tenemos tanto de que hablar.
- No puedo, no tengo mucho tiempo. Mientras sale a las afueras del gimnasio.
Muy insistente le persigo mientras le hablo: - Profe, un momento, tiene que decirme cómo es allá ya sabe ¿dónde usted se encuentra? ¿Es bonito?
- No te puedo decir nada, ya lo sabrás. Pero no te preocupes todavía no es tu turno. –lo dijo mientras seguía caminando, su caminada rápida pero de pasos cortos que siempre lo caracterizó.
- Pero por favor, dime algo. Algún secreto del mas allá, dime algo, tú lo sabes. ¡Por favor! – le suplique mientras le seguía.
Mis palabras hicieron que se detuviera me miro a los ojos, la mirada de ternura que nunca olvidaré, puso su mano en mi hombro y me dijo. –hijo, lo único que puedo decirte es que “Las cosas buenas pasan, cuando uno está cerca de Dios”.
–inmediatamente se dio la vuelta y siguió su camino.
Por mi parte no pude moverme lo vi desaparecer a unos metros de donde me encontraba y desperté. Desperté con sus palabras en mi mente, y con el recuerdo de un amigo. El corazón me bombeaba a mil, sentía frío y ya no pude dormir.

¡Que coincidencia! Me viene este sueño cuando mi corazón sangra por la duda, la falta de fe, he pasado momentos muy irritables, he hecho sentir muy mal a gente que amo. Las cosas me han salido bien pero no como había planeado, a veces me he sentido frustrado por lo no logrado y por el esfuerzo perdido. Pero este sueño me ha hecho meditar.

Te lo agradezco Angel Bernaola. Mi querido profe.
P.D. Dios sabe elegir a sus mensajeros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

dLindo relato,sabes jhon;tambien yo conoci al profe bernaola, y tube que enfrentarme contigo una noche en la bombonera, hasta entonces no estaba remodelada, esa noche nos enfrentamos e hicimos una linda pelea fue alla por febrero de 1995,aun recuerdo tu apellido huaman, preferiria dejar mi nombre en reserva pero te dire que siempre represente al callao quiza esa sea una pista que seguramente tu sabras seguir,un abrazo a la distancia y muchos deseos de exito..ah nunca dejes de escribir.

Anónimo dijo...

Y penzar q eraz pezoo pluma! Jiji mentiiira!!! Con tuz Supr muzculoz de herculz t quiero!