miércoles, 2 de abril de 2008

Ahhhhhhhhhh! QUE RICO!

Cuando mi amigo y yo trabajabamos en el Comedor de IBM, teníamos múltiples tareas a realizar diariamente, por mi parte tenía la labor de encargarme de que todo el menaje y que los alimentos se encuentren listos en la línea de servicio antes de que los comensales ingresen al comedor. Mientras que mi amigo José tenía la tarea de Preparar unos doscientos litros de refrescos de fruta.
Aquel viernes de verano el chef había preparado un buffet criollo, y para acompañar los suculentos manjares, le encargó a José que preparase 100 litros de chicha morada y cien litros de refresco de Piña, los dos hechos cien por ciento con fruta.
Los viernes de buffet eran los más atareados, debido a que había una gran variedad de alimentos teníamos que realizar múltiples diligencias, entre las cuales estaba la de ayudar en habilitar en todo, a el personal de la cocina para que no exista contratiempos.

Esa mañana después de preparar su refrescos José tenía el deber de colocarlos en el cuarto frío, debido al calor de la época de verano que hacía que existiera el riesgo de que el refresco se avinagre. Sin embargo ese día por lo atareado y solicitado que se encontraba José por los cocineros, olvido este detalle.
La atención a los trabajadores de la empresa iniciaba exactamente al medio día, pero 10 minutos antes, me encargaba de colocar el refresco preparado por mi amigo José, en dos surtidores colocados en la línea de atención.

El servicio que se brindaba en el comedor era autoservicio.
El cliente tomaba una bandeja y se servía los platos ya listos que mejor le apetecíesen, según iba avanzando a lo largo de la línea de atención. Al final de la línea estaban los surtidores de refrescos. Y desde allí me encargaba que no faltara ni vasos, ni cubiertos, ni platos, y llenaba constantemente aquellos surtidores.
A Las doce todos estábamos en nuestros puestos de atención, los clientes comenzaron a pasar con normalidad, pero algo extraño estaba aconteciendo en los surtidores del refresco. Cómo era de costumbre la gente al tener las dos variedades de refrescos tomaba un vaso y se servía primero un poco de uno, luego bebía y repetía la operación con el otro refresco colocado en el otro surtidor, buscando el sabor mas agradable para acompañar su almuerzo.

Pero esa tarde la gente probaba el refresco de chica morada el cual estaba colocado antes que el refresco de piña y ponía un rostro de agrado, pero cuando después probaba el refresco de piña su rostro cambiaba, tornandose a un gesto de desagrado.. Algunos devolvían lo tomado en el vaso y otros que tomaron sin medir las consecuencias arrugaban sus rostros mostrando una expresión de asco y repulsión.
La aglomeración de vasos a medio llenar y devueltos por los comensales se estaba apoderando de la barra en donde se encontraba el surtidor de Piña.

Un cliente tomo un vaso de refresco de piña y se dirigió a mí y me dijo:
-Señor el refresco esta malogrado. ¿Dónde esta el administrador?
Tímidamente le indique con el índice y mi brazo extendido el lugar donde estaba el administrador, quien se encontraba al otro lado de la línea de servicio supervisando la atención.
Mi jefe se llamaba Juan Carlos, Era un joven Chef de unos 35 años, él se dió cuenta que lo señale y me hizo un ademán con su mano para que me dirigiera hacia él. Rápidamente fui y le conté lo que sobrevenía. Tan pronto como termine de contarle la voz del cliente se interpuso.
-Señor, ¿Usted es el Administrador?- Dijo mientras sostenía un vaso de refresco de piña lleno en la mano derecha.
- Sí señor, ¿Qué sucede?- dijo de la manera más amable.
-Lo que pasa es que el refresco de Piña esta fermentado y no se puede tomar. Mire acá le traigo un vaso, pruebe usted, por favor.- insistió el cliente.
-No es necesario el mozo ya me acaba de contar y yo ahorita soluciono ese problema, No se preocupe señor.
Luego el señor se fue con su vaso lleno y lo dejo amontonado con el resto de vasos. Rechazados por los demás clientes.
-John dime rápido ¿quien ha preparado el refresco?- me pregunto en un tono que llevaba una carga de fastidio y preocupación.
- José, José lo ha preparado- respondí.
-Y ¿Dónde esta José?- repregunto con un poco de tosquedad, recién estaba reaccionando ante el problema con un poco de enojo.
-En la zona del lavado de vajilla- respondí
Sin decirme más, tomó un vaso y se dirigió al surtidor de refrescos de piña y lo lleno.
Mientras él hacia esa tarea yo, corrí hasta la zona de vajilla a advertirle a mi amigo.
-José, José, Ahí viene Juan Carlos y te va a dar una cachada.- le dije
-¿Por qué? ¿Qué ha pasado?- pregunto angustiado.
-Lo que pasa es que el refresco de piña se ha malogrado.
-¡Puta madre!, me olvide de ponerlo en el cuarto frío.-se lamento José mientras se llevaba las manos a la cara.
Ni bien dijo eso, el jefe ingreso al cuarto de lavado de vajilla con un vaso lleno de refresco de piña en una mano, el rostro llenó de enfado y muy enérgico dijo:
-José ¿Tú has preparado el refresco?-
-Sí, ¿Qué ha pasado?- pregunto con un cinismo único, como si no supiera nada.
-Prueba- insistió Juan Carlos, mientras le extendía la mano con el vaso de refresco.
-¿Pero qué ha pasado?
-Prueba te he dicho- insistió muy serio el jefe.
José sin tener alternativa tomó con su mano derecha el vaso de refresco que le ofreció el jefe, lo acercó a sus labios y comenzó a beberlo, poco a poco muy lentamente y sin parar, de un solo sorbo mientras iba empinando su codo hasta acabar. Todos mirábamos estupefactos lo que hacia José. Luego como si estuviera en un comercial televisivo de refresco dijo:
-¡AHHH! ¡QUE RICO!, ¿No hay más?
Todos estallamos en una risotada .menos el jefe, quien estaba entre asombrado y enojado. - ¿Cómo que esta rico?, si esa porquería se ha malogrado.
-¿Qué? ¿Esta malogrado? insistió José mientras todos nos encorvábamos de risa.