Me siento agotado, siento la boca seca y mis ganas de beber son tremendas.
Diviso una vieja bodega de barrio, de un gran portón de madera y un enorme letrero dibujado a mano con pincel. “Bodega Karlita”.
-“Este es un buen lugar para aplacar mi sed”- pensé.
Me estaciono en la entrada, me dispongo a entrar y lo primero que llama mi atención es un gran letrero plastificado de fondo blanco y letras negras que decían lo siguiente: “SE FÍA A LOS MUERTOS”, el mismo estaba ubicado en el nivel superior del estante que le daba el frente a la entrada.
Me causo gracia el escrito. Estaba claro que aquel bodeguero a quien se le notaba lleno de años de experiencia como comerciante de barrio, luego de un sin número de malos ratos por haber accedido a dar crédito a vecinos y amigos que resultaron malos pagadores, había decidido mandar a hacer dicha inscripción. Para de alguna manera poner un alto a cualquier persona que quisiera entrar con los ánimos de pedir nuevamente fiado.
Sonrío, e ingreso al local y al instante pido una Coca cola.
Al recibir mi gaseosa le doy un primer sorbo, luego me dirijo a la puerta para empezar a beberla buscando que la brisa que corre tímidamente por la entrada me refresque.
Al instante un moto taxista a bordo de su vehiculo se para al lado de donde me encontraba, en el asiento del pasajero se encontraban dos voluminosas damas, que venían conversando amenamente.
No me inmuto y doy otro sorbo a mi bebida mientras sigo refrescándome con la brisa.
El mototaxista baja y se sorprende con el letrero, al igual que yo sonríe por la inscripción, luego ingresa a la bodega pide un cigarro, lo enciende, luego se dirige hacia las damas e interrumpe su conversación:
-Chavela mira lo que dice ahí: “Se fía a los Muertos” Eso debes de poner en tu tienda, jajaja.
La señora un poco incomoda porque le cortaron la ilación de la conversación que sostenía con su acompañante le responde:
- ¡Se fía a los Muertos! ¿Y qué estas esperando? Dile que te fíe pues.- manifestó con una voz picara y segura.
- ¿Qué me fíe? ¿Por qué?-manifestó extrañado el conductor mientras fruncía el ceño.
-¿Cómo que por que?, dile que tu pájaro se ha muerto. Ja ja ja ja- lo dijo socarronamente estallando en una risotada.
No lo pude evitar, al escuchar la respuesta el sorbo de gaseosa me termino saliendo por la nariz, luego se convirtió en una carcajada.
- Mira como se ríe ese joven . jajajajaa- manifestó la señora.
EL motaxista avergonzado seguramente por mi falta de tino para reír, subió a su vehiculo y muy raudo emprendió la marcha mientras las señoras derramaban carcajadas dentro del vehículo.
-Jajajaja… tu pájaro se ha muerto jajajajja, dile que te fíe jajaja- vociferaban felices.